EROGONÍA


(En las laderas de Eva Durán)


Navegante de sílice
llego a ti para inaugurar los días.
No eres la mujer primera
ni la estatua de sal
que le dieron a Lot por castigo,
ni Circe, la hechicera
que develó mi verdadera
condición humana
ni la tejedora de palabras
de las islas griegas,
aunque algo de ella adivine
en tus abscónditas historias.
Sin embargo, eterno femenino,
eres refugio sagrado
donde la fuerza de Eros
tiene forma de útero y principio.

Eva de nombre primigenio
gracias por las caricias
que Duran en el tiempo
como palabras iniciales,
he invitan a seguirte a las murallas
con la fuerza de una lanzadera
para destejer los blancos de mar y sal
que apenas te sostienen.

Eva, principio y fin, borde y camino.
Sueños y humedad para otra tarde de sol
entre los pliegues de tu enagua.