EN EL HADES


(Canción para una despedida)

a Doña Graciela

En el árbol de la vida
clama un pájaro agorero
la eterna razón del olvido.

Su canto verde mezquino
cierra la puerta del día
y tiende hilos de sombra
sobre tu risa y tu cuerpo
para tejerse otro nido.

Quiere robar mi memoria
y deshenebrar las horas
de verdades y de afectos
y de soles cotidianos

Que cante,
que cante,
que cante el pájaro ébano
su razón y misterio
que nadie
puede
acallarlo.

Busca su canto lúgubre
extraviarme entre la niebla
para que se desdibujen
las siluetas del recuerdo
que me atan a tu cuerpo.
Avíos de gratitud,
brújula, norte, sentido,
lenguaje de amor y calendas
para mi breve destino.

Que cante,
que cante,
que cante el pájaro negro
su razón y misterio
que nadie
puede
acallarlo.

Podrá su trino de ónice
tenderme dédalos ciegos
y sepultarle salidas
a mis ansias de cielo
Pero cuando el tiempo venza
sus verticales paredes
un Ulises afanoso
que no sabe de ti
leerá en mis cenizas
el hilo que me condujo
hasta las puertas del templo

En el árbol de la vida
clama un pájaro agorero
la eterna razón del olvido
Que cante,
que cante,
que cante el pájaro ébano
su razón y misterio
que nadie puede acallarlo